El documento que por la Gracia de Dios y la revelación en el Espíritu Santo se dio en Aparecida nos invita a una renovación de la acción de la Iglesia. Todos sus miembros están llamados a ser discípulos y misioneros de Jesucristo, Camino, Verdad y Vida, para que nuestros pueblos tengan vida en Él.
El discípulo de hoy debe tener moralidad, esto entendido como la manera de ser persona ante las personas, ante la sociedad, una profunda “fe en Dios Amor”; reconocen con humildad las luces y las sombras que hay en la vida cristiana y en la tarea eclesial. En este documento se quieren iniciar una nueva etapa pastoral, en las actuales circunstancias históricas, marcada por un fuerte ardor apostólico y un mayor compromiso misionero para proponer el Evangelio de Cristo como camino a la verdadera vida que Dios brinda a los hombres.
La moralidad del discípulo nace ante todo en la aceptación de la misión que adoptamos a la hora de nuestro bautismo, llegando así a ser auténticos misioneros del Señor. Con esto se puede concluir así como se lo muestra en el documento, que el discípulo desde el carácter moral está llamado a VER, JUZGAR Y ACTUAR. Aparecida pone de manifiesto en primer lugar la vida de los pueblos fundada en la fe, hombre que ve la realidad de Dios y le da gracias por tantos dones con los que se llenan sus manos.
Bibliografía.
CELAM. V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe. Documento Conclusivo Aparecida. Conferencia Episcopal Colombiana. Bogotá. D.C. 2007.
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