La moralidad del discípulo nace ante todo en la aceptación de la misión que adoptamos con nuestro bautismo, llegando así a ser auténticos misioneros del Señor. Con esto se puede concluir como se lo muestra en el documento de Aparecida que el discípulo desde el carácter moral está llamado a VER, JUZGAR Y ACTUAR. Aparecida pone de manifiesto en primer lugar la vida de los pueblos fundada en la fe, hombre que ve la realidad de Dios y le da gracias a Él por tantos dones con los que se llenan sus manos.
Bibliografía
CELAM. V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe. Documento Conclusivo Aparecida. Conferencia Episcopal Colombiana. Bogotá. D.C. 2007.
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